Santa Eulària Màrtir
Santa Eulária des Riu
Comentario diario

Hoy en la primera lectura pasamos al profeta Ageo que recibe la profecía de que el pueblo, un año después de volver del destierro, todavía no se decide a reconstruir el Templo, cuando eso era la voluntad del Señor y también su mismo anhelo y alegría cuando salían de Babilonia. En el evangelio, vemos al rey Herodes que ha decapitado a Juan, pero tiene ganas de ver a Jesús.

Contradicciones. Lo bueno y lo malo. Digo una cosa y luego hago otra o viceversa. ¿No es también nuestra vida? En primer lugar, dentro de nosotros mismos. San Pablo mismo -y es el gran san Pablo- dice: «No hago el bien que quiero, sino el mal que aborrezco». Es muy difícil ser 100% coherente, siempre, aunque no por eso hemos de dejar de intentarlo. Pero también en nuestra cultura, lo vemos en nuestros personajes públicos y también a pie de calle: a veces, en una misma frase se afirma una cosa y la contraria. Por ejemplo, se quiere instaurar una cultura de la tolerancia, pero luego hay «tolerancia cero» para lo que algunos determinan.

Es importante aprender a vivir con la contradicción, e incluso en ella. Yo he aprendido que la clave es mirar a la Cruz, allí está todo. No hay mayor contradicción que el Cordero, inocente, que muere por los culpables. El Hijo de Dios que muere como un malhechor y como un maldito. El que ha venido a traer la fraternidad, y muere solo y abandonado.

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